Las Preocupaciones de La Vida

Marcos 4:19

"...pero las preocupaciones de esta vida, el engaño de las riquezas y muchos otros malos deseos entran hasta ahogar la palabra, de modo que ésta no llega a dar fruto."

Con el tiempo, nuestra cultura ha aceptado el estrés, preocupación y ansiedad como partes normales de la vida. Hasta cierto grado, es entendible; el estrés es una reacción natural a los desafíos. Nos estresamos cuando tenemos desacuerdos con las personas que amamos, o cuando queremos hacer bien algo nuevo. Nos estresamos cuando las cosas no van como queremos, y cuando somos forzados a crecer y cambiar. No hay ninguna manera para asegurarnos de que no nos encontremos con situaciones estresantes. Sin embargo, la cantidad de poder que nuestra cultura le da al estrés no es para nada natural – por lo menos no de la manera que Dios lo había intencionado. El mismo Dios que dice en Juan 10:10 que Su deseo es que nosotros tengamos vida en abundancia, no está buscando que las preocupaciones de la vida nos destruya o hiera. 

En Marcos 4:19, la biblia describe estas preocupaciones como una de las cosas que puede atragantar la palabra de Dios en su vida, matando la alegría, fe y la paz que lo produce, y haciéndolo infructífero. ¿Acaso no es interesante que podríamos estar haciendo exactamente lo que necesitamos hacer para crecer – llenándonos con la palabra de Dios – mas si no tenemos cuidado, la palabra no dará fruto en nosotros por nuestra preocupación, miedo y estrés? Cuando lo vemos de esta manera, la preocupación no es tan inocente como nuestra sociedad ha llegado a pensar que es. La preocupación, si lo dejamos, puede tener el poder de destruir nuestro crecimiento. Piense en todas las cosas que la palabra de Dios produce en nosotros. A través de Su palabra, desarrollamos la fe y podemos saber quién es Dios. A través de Su palabra, nuestros ojos están abiertos a lo que es dañino en nuestras vidas. A través de Su palabra podemos ir en contra de la enfermedad y los planes del enemigo. Su palabra nos enseña a orar. Aún así, la efectividad de Su palabra es destruida cuando nos enfocamos en las preocupaciones de este mundo.

Las preocupaciones de este mundo causa que nuestro corazón se divida y se confunda. Piense en las cosas mencionadas en este verso y como ello puede afectar nuestros corazones y mentes. Por un lado, el engaño de la riqueza. Gran parte de nuestro estrés es causado por la ilusión que el dinero y las posesiones materiales nos harán felices, cuando en realidad solo Dios puede llenar nuestras necesidades y los vacíos dentro de nosotros. Frecuentemente nos estresamos sobre no tener las cosas que queremos y como esas cosas nos van a hacer ver en frente de las personas alrededor de nosotros. Pero la riqueza, como se indica en este verso, es engañoso. Lo único que logramos al preocuparnos de ello, es atragantar la palabra de Dios que en realidad tiene el poder para hacernos prosperar. Adicionalmente, Jesús menciona deseos por otras cosas. Aquí, creo que Él se refiere al constante deseo por cosas aparte de la palabra de Dios. Así como somos engañados por la riqueza, muchos de nosotros somos igual de engañados por nuestro deseos a las cosas de este mundo. El mundo nos dice que estaremos satisfechos cuando nos veamos mejor, tengamos más amigos y hacemos que todos nuestros problemas se vayan. Así que esperamos que una relación, una carrera, una pastilla o una botella nos pueda hacer feliz, pero no nos damos cuenta del estrés que aguantamos cuando nos damos cuenta que no estamos satisfechos. Salmo 103:5 nos dice que Dios satisface nuestros deseos con cosas buenas y que cuando lo hace, ¡nuestra juventud está renovada ! Él tiene el poder de satisfacernos con cosas que son buenas, en vez de dañinas. Cosas que no tenemos que volvernos locos persiguiendo, porque sencillamente los obtenemos yendo a Él. En Él encontramos libertad de las preocupaciones de este mundo. Nuestro trabajo es aprender a buscarlo a Él antes de comenzar a preocuparnos sobre la riqueza y todas las otras cosas que nos estresan. Cuando hacemos esto, Él nos llena de alegría y renueva nuestra ‘’juventud’’ – nuestra fuerza, nuestro vigor y nuestra energía.

Mi desafío para usted esta semana es meditar en lo que atraganta la palabra en su vida. ¿Cuáles son las cosas por las cuales usted se preocupa, que no solo lo estresa, sino que inhibe su crecimiento y roba su paz? ¿Cómo puede minimizar estas cosas en su vida? ¿Qué cambios puede hacer para permitir que Dios lo satisfaga con cosas buenas y lo renueva a usted?

Vanessa GraciaComment